Cuando un consumidor se siente atraído por un alimento o bebida, lo prueba y, en el mejor de los casos, convierte ese proceso tan natural y cotidiano que es la ingesta en una experiencia memorable, incentivando las neuronas relacionadas con la felicidad y el placer, aunque tal vez no lo sepa, pero que vive profundamente; en lo que menos piensa es en todo lo que tuvo que pasar antes para que dicho producto, ahora de su gusto, llegara hasta sus manos y finalmente a su organismo.
Independientemente del costo, atributos como el sabor y cada vez más los aportes para la salud, acostumbran ocupar el primer plano en la mente del consumidor para realizar y repetir una compra probablemente. Los más obsesivos, si acaso leerán la etiqueta para medir el nivel de sodio o azúcares añadidos, por ejemplo; sin embargo, raramente fijan la vista sobre la lista de ingredientes, donde un aditivo que suele pasar desapercibido es primordial para que la magia suceda: los estabilizadores.
En esencia, los estabilizadores son sustancias que permiten que un alimento o bebida mantengan su estado físico-químico. Existen de varios tipos que, dependiendo la aplicación, se obtienen de distintas fuentes como plantas, animales, algas marinas, sintéticos y microbianos. En la industria, por muchos años los más famosos han sido los hidrocoloides: la pectina, la carragenina, la gelatina, el agar y las gomas como la xantana, guar, garrofín (algarrobo), etcétera.
Si bien su función primordial en la formulación de un alimento o bebida es darle textura, retener la humedad y -como su nombre lo indica- otorgar estabilidad al producto final; también sirven para aumentar el tiempo de almacenamiento y hasta permitir el crecimiento de ciertos microorganismos en el tracto gastrointestinal, algo que ha llamado la atención de los fabricantes de alimentos funcionales.
Para quienes nos dedicamos al negocio alimentario, los estabilizadores son ese aliado que ayuda a que el producto llegue al mercado tal cual fue ideado, sin alteraciones en su composición de la fábrica a la boca. Pero desde la experiencia del consumidor, casi siempre sin saber que existen estos aditivos, juegan un papel clave para que se sienta atraído incluso por la pura apariencia, despertando su apetito o al menos la curiosidad.
Al igual que pasa con la búsqueda de fuentes de proteínas, por citar un ejemplo de investigación y desarrollo constante, en este segmento la innovación no se detiene. El mundo de los estabilizadores es bastante diverso aparte de apasionante, y hasta la “baba del nopal” (mucílago) se ha usado como estabilizante en bebidas y suplementos.
Con el objetivo de que los líderes y tomadores de decisiones del gremio, conozcan las diferentes opciones de estabilizantes que hay en el mercado, sus funciones, ventajas de uso, novedades en sistemas para distintos tipos de productos, fundamentos fisicoquímicos de su acción, y sobre todo entender la importancia de su aplicación óptima en una formulación, Alfa Promoeventos lanza una nueva jornada de actualización teórico-práctica con valor curricular: dándole su lugar a un tema sumamente relevante pocas veces abordado: “Seminario de tecnología de estabilizadores y gomas para la industria alimentaria”.
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